viernes, 11 de octubre de 2013

Vive el nacimiento del Imperio Romano

Bajo el cielo de Roma, las piedras, la tierra, el aire, palpitan con un ritmo pausado, lento.  Permanecen latentes mil y una leyendas...mil y una historias...
 Entender el nacer de una ciudad, el origen de lo que son hoy en día, pasa, indudablemente, por entender su pasado, por conocer las grandes gestas y momentos importantes que se fraguaron a los pies de una de las civilizaciones más importantes y significativas de toda la historia. Unir y crear una ciudad y dirigir un imperio de tal  magnitud implica unas manos y un conocimiento del propio ser humano dignos de un gran personaje. Digno de un gran emperador. Octavio Augusto. Un joven enfermizo de la burguesía rural adornado por la leyenda y tocado por la magia y el destino de su tío abuelo Julio César. De la mano de Marco Antonio, como su general, luchó y no sólo recuperó el poder en Europa, sino que lo extendió y lo hizo mucho más fuerte.
    
Numerosos escritos encontrados relatan las batallas por el poder que mantuvieron en su lucha por Egipto Augusto y Marco Antonio, junto con su esposa Cleopatra. Tras conseguir Egipto, Augusto recuperó para Roma la estabilidad, el bienestar económico y una asombrosa vitalidad cultural. Instauró la Pax Romana. 

Entre las muchas aportaciones a la historia de este primer emperador romano, se encuentra la Vía Augusta. El fue quién impulsó la construcción de la que ha sido la gran calzada que unió las tierras conquistadas por el imperio romano y que  siglos después sigue siendo la vía de comunicación que une España con  Europa.



Augusto en sus memorias "Res Gestae" escribe: 

"Construí la Curia y su vestíbulo anejo, el templo de Apolo en el Palatino y sus pórticos, el templo del Divino Julio, el Lupercal, el Pórtico junto al Circo Flaminio - al que di el nombre de Octavia, quien había construido anterior-mente otro en el mismo lugar -, el palco imperial del Circo Máximo; los templos de Júpiter Feretrio y de Júpiter Tonante, en el Capitolio; el de Quirino, los de Minerva, Juno Reina y Júpiter Libertador, en el Aventino; el templo a los Lares en la cima de la Vía Sagrada, el de los Dioses Penates en la Velia y los de la Juventud y la Gran Madre, en el Palatino. 

Restauré, con extraordinario gasto, el Capitolio y el Teatro de Pompeyo, sin añadir ninguna inscripción que llevase mi nombre. Reparé los acueductos que, por su vejez, se encontraban arruinados en muchos sitios. Dupliqué la capacidad del acueducto Marcio, aduciéndole una nueva fuente. Concluí el Foro Julio y la Basílica situada entre los templos de Cástor y de Saturno, obras ambas iniciadas y llevadas casi a término por mi Padre. Destruida la Basílica por un incendio, acrecí su solar e hice que se emprendiese su reconstrucción en nombre de mis hijos [adoptivos], prescribiendo a mis herederos que la concluyesen en caso de no poder hacerlo yo mismo [14 aC]. En mi quinto consulado [29 aC], bajo la autoridad del Senado, reparé en Roma ochenta y dos templos, sin dejar en el descuido a ninguno que por entonces lo necesitara. Durante el séptimo [27 aC], rehice la Vía Flaminia, entre Roma y Ariminio, y todos los puentes, salvo el Milvio y el Minucio." 



Aprovechar una escapada de fin de semana, es, sin duda, la excusa perfecta para perderse en Roma. Comprenderla y vivirla. Entenderla y disfrutarla. Hay muchas e interesantes ofertas que te permitirán vivir la historia en primera persona. Que no te la cuente nadie.

Siéntete de nuevo, protagonista de la historia.



lunes, 7 de octubre de 2013

¡Anerai visitantes extranjeros de Kelin!

¡Anerai! nos recibían los "habitantes"de la ciudad ibera de Kelin en la fresca mañana de Caudete de las Fuentes. La ciudad comenzaba a despertar. 
















        Belestar, Bisuní y Atia comenzaban sus quehaceres domésticos dentro de su vivienda. Cardar la lana con cardos para estirar las fibras después de haberlas lavado no resulta tarea fácil. Lo que resulta más que evidente, es  la habilidad que estas mujeres poseen para colorear los tejidos que después usarán para tejer sus ropas en  los telares verticales que ya esperan resignados. Hiedra para el color verde, caléndula para los amarillos y raíz de rubia para el rojo. Para los colores claros, la corteza de granada y un control preciso para cocer los tejidos y fijarlos que sólo lo da la experiencia.



 











   
  Las calles de Kelin se van abriendo al paso de los nuevos visitantes que ávidos de conocimientos caminan por la seca loma de "Los Villares" atrapados en el espacio-tiempo.








Se asoma a medio camino un lagar portátil donde la bobal, uva autóctona de la comarca, muere a los pies de lo que durante siglos, sigue siendo tradición de las gentes que elaboran el vino, como nuestros antepasados iberos  hacían. Hay tradiciones que no permita el tiempo que cambien jamás. Vinos especiados, con miel e incluso con queso rallado eran elaborados y ofrecidos por estos pueblos en reuniones y fiestas importantes donde, agasajaban a sus invitados con vino de producción propia y con el sello característico de cada artesano.








   Kelin, guardiana de los caminos que unían la meseta manchega con el litoral levantino, era rica en tierras de labranza que aun, hoy en día, siguen perdurando en el tiempo. Olivos, cultivos de cereales con los que elaboraban su panes de trigo, de centeno, de avena. Legumbres que ya en aquella época alimentaban a estos pobladores en sus duros inviernos, como lentejas y garbanzos.






  
   Llenas estaban sus despensas de frutos secos como la almendra, las avellanas, los higos y las nueces de los robustos nogales que participaban del paisaje.
 




   Sin duda, todo un muestrario de los alimentos que han escrito nuestra historia desde tiempos tan remotos y que siguen siendo protagonistas de nuestra gastronomía más actual y autóctona.




     Al recorrer Kelin, ya al lado de la casa más importante de la ciudad, la sanadora se ocupó con urgencia de una pequeña visitante, de nombre Claudia, a la que una avispa quiso convertir en protagonista por unos minutos. Bajo la atenta mirada de la sanadora y con sus conocimientos sobre plantas medicinales, alivió a la pequeña niña utilizando barro y un ungüento a base de amapola para aliviar el dolor. 

                                                                      


A todos ellos gracias, mil gracias por haber sido grandes anfitriones de la historia en la IX Jornada de puertas abiertas de la ciudad ibera de Kelin.

 Sin duda mereció la pena el viaje en el tiempo. 

Sin duda volvimos a ser protagonistas de la historia.






jueves, 3 de octubre de 2013

Kelin se asoma tras 2.700 años de fértil vida

Del agua mana la vida, y a su paso por vides y tierras fértiles, nos concede el don del vino, como un exvoto* que nos ofrece la tierra, el agua y la vid. Una ofrenda que en la ciudad ibera de Kelin* ya se compartía desde el siglo VII a.C. y desde donde se aferró a la tierra su gran tradición vitivinícola con raíces tan profundas como las cepas de bobal que manan y manan dando vida a estas tierras regadas por el río Madre.




Ciudad que fuera de tránsito y paso obligado desde su primer asentamiento por las colonias fenicias, quienes aprovecharon la buena ubicación de la loma de "Los Villares" para resplandecer ya en el siglo VII a. C. como la ciudad íbera de Kelin, era ciudad de enlace entre las importantes Edeta*, Arse* y Saetebis* que controlaban la zona costera de levante y recibían el comercio de griegos y fenicios, con los pequeños poblados de la comarca de la hoy conocida Utiel-Requena. Tal fue su importancia en el comercio, que se llegó a acuñar moneda propia (CECA ibérica de Kelin) entre los siglos II y I a.C. La difusión de estas monedas llegó a ser tal, que algunos de los ejemplares acuñados en Caudete de las Fuentes, se encuentran hoy expuestos en los principales museos internacionales, destacando la vasta colección de monedas de Kelin que se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.


Desde sus tierras, más propias de la meseta manchega que del húmedo levante, Kelin nos abre sus puertas de nuevo. Nos invita a asomarnos, en su IX Jornadas de puertas abiertas, y conocer el uso que el pueblo íbero hacía, en sus trabajos y costumbres más cotidianos, de diversas plantas que utilizaban para colorear sus vinos, como la granada, o el uso de la hoja de nogal para teñir de marrón los tejidos que las mujeres, en su obligación doméstica, utilizaban en sus telares verticales. Los “nuevos” habitantes de la ciudad íbera de Kelin, recrearán estos y otros usos que el pueblo íbero llevaba a cabo  para elaborar sus perfumes, sus medicinas o sus productos de belleza con la utilización de plantas como la amapola, la manzanilla o la adormidera.

Foto representación visita teatralizada en Kelin. El País

El próximo domingo 6 de octubre, entra de nuevo en Kelin. Déjate llevar de la mano de quienes mejor enseñan la historia, los propios arqueólogos y estudiantes que intervienen en los trabajos del yacimiento y que te harán verlo y vivirlo de manera que puedas sentirte, de nuevo, protagonista de la historia. 

Vía Heraclia estará allí, caminando como siempre por la historia.

Piezas representativas íberas del Museo de Arqueología de Caudete de las Fuentes


Kelin* La actual Caudete de las Fuentes
exvoto*: Ofrenda que se hacía a los dioses.
Edeta*: La actual Lliria
Arse*: La actual Sagunto
Saetebis*: La actual Xàtiva